¿La crisis de los 30’s?
Na ¡Yo siempre he vivido en crisis!
[¡Es broma! sólo pensé que era gracioso jajaja xD ]
Hoy, domingo 19
de febrero de 2023 estoy exactamente a un mes, a 4 semanas, a 28 días de
cumplir 30 años, así que me voy despidiendo de la década de los 20’s.
¿Qué significa
eso? Realmente no tengo idea y creo que de ahí parte la crisis. Hay tantos
pensamientos que me atraviesan la cabeza y el cuerpo. He decidido escribirlo
porque me ayuda a hacer catarsis y he decidido compartirlo públicamente porque
me hace tanto bien cuando lo converso o lo escribo y alguien más se siente
identificada o identificado. Claro, no pretendo que todas las personas se
identifiquen, pues somos tan diversas como diversa es toda la naturaleza. Pero escribo
desde mi “orilla” para poner mis letras y mis pensamientos sobre la mesa y
aportar a la diversidad de perspectivas.
Siempre me había
preguntado a mí misma muy sinceramente si me daba miedo cumplir años, porque
desde hace mucho rato me di cuenta que a las mujeres “nos da miedo cumplir
años”, y lo pongo entre comillas porque obvio no es que nos de miedo, sino que
la sociedad y los estándares patriarcales no nos permiten envejecer. Siempre
nos vende a las mujeres la cremita para las arrugas y el tinte para pintar las
canas. Claro, hay hombres que también lo hacen, pero sabemos que, en su gran
mayoría, son las mujeres las que siempre “quieren” [o sienten que deben]
ocultar su edad. Bueno, para no hacerlo más largo, nunca he tenido miedo de
cumplir años, nunca miento sobre mi edad y tampoco titubeo en decirla. Siempre
he disfrutado celebrar mis años. El punto es que, siempre dije que no entendía
por qué tener crisis sobre la edad y no entendía por qué las personas tenían
crisis sobre su edad. Eso hasta hace un par de semanas, conversando con una
amiga mayor que yo, que me dijo que su hijo había pasado o estaba en la crisis
de los 30’s, esa edad en donde se cuestiona si está haciendo lo que le gusta,
que quizás hay miedo a quedarse sólo, el miedo a la incertidumbre de lo que
viene. En ese momento me paralicé por dentro y sentí un balde de agua fría
cayendo por mi cuerpo ¡Porque yo estaba teniendo mi crisis desde hacía un año!
Sólo que no lo había relacionado con eso, no estaba siendo consciente y sólo
creía que el 2022 había sido un mal año. Muchas veces soy muy distraída o
quizás muy ingenua [así como viví engañada por más de 4 años pensando que tenía
ganchitos de tiburón ¡y resulta que eran medusas! :’) jajaja…].
El punto es que
la crisis de los 30’s existen y cada persona puede vivirla de distinta manera,
o puede no vivirla [esto no lo sé].
Para mí el 2021,
de mis 28, ¡fue un año maravilloso! Fue un año de retomar varias cosas que
había dejado pausadas y experimentar cosas nuevas. Fue el año de afianzar la
amistad y hermandad con mis amigas de colegio. Fue un año de salir [después de
todo el rollo de pandemia del 2020 era muy necesario] y experimentar cosas
nuevas. Vivir la libertad de otra manera.
Pero el año 2022 fue
muy gris, muy difícil. Fue un año en donde sentí desquebrajarse mi salud
mental, teniendo mucha incertidumbre, asumiendo retos fuertes [de los que no me
arrepiento], saliendo de deudas que me dejó un accidente de carro súper fuerte
el 31 de octubre de 2021, quizás ahí fue el punto en donde más vulnerable me
sentí y a partir de ahí sentí una presión y una carga grande sobre mis hombros.
Un año después, en septiembre del 2022 es el mes en que, con mucho ahorro y un
regalo muy generoso de mi hermano, logro salir de deudas y logro en octubre del
2022, salir de casa para independizarme [¡otro gran “camote”! jajaja… pero paso
a paso]. El 2022 fue entonces muy
intenso, pasar muchos momentos de incertidumbre, depresión y ansiedad, de parar
actividades, de en ocasiones dejar de salir, encerrarme, dormir, comer muy
desequilibrado y llorar, llorar mucho y en otras ocasiones de salir de más,
hasta el cansancio para no encontrarme a solas conmigo y que todos esos
pensamientos y temores me acorralaran, sólo llegar cansada a dormir. Fue un año
de cuestionarme los motivos para seguir con vida y sí, pensar que no tenía
suficientes, pensar que ya no tenía mucho que seguir haciendo, que el mundo
podía continuar perfectamente sin mí. Y mientras escribo esto, me conmuevo
hasta las lágrimas, porque me da tristeza y acongojamiento verme así, bastante
partida, bastante deshecha. Recuerdo episodios concretos en donde entre tanto
dolor, la carita de Simba [mi perro] me sacaba, por eso Simba para mí significa
vida, luz, amor, ternura, esperanza ¡y tanto más! Sí, Simba es para mí, mi compañero
de soporte emocional, como sé le pasa a muchas y muchos de estas “nuevas
generaciones” [entre comillas porque en esta catarsis estoy viendo que ya no
somos “tan nuevas” jajajaja]. Y bueno, también mis amigas sacándome de esos
episodios, porque muchas veces estamos en las mismas etapas y porque es con
quienes más nos abrimos a compartirlo, porque quizás nos entendemos un poquito
mejor.
Antes de seguir,
quiero aclarar que no escribo esto para “llamar la atención” o para que sientan
lástima por mí, para nada, gran parte de mi vida he disfrutado pasar
desapercibida y también ser y proyectar fuerza, porque soy fuerte y valiente,
sí ¡mucho!, lo aprendí de mi mamá [también estoy trabajando en terapia la parte
dura de eso ¿ser fuerte por qué y para qué? ¿a quién quiero demostrarle que soy
fuerte y por qué?]. Escribo y comparto esto, desnudando mi ser, quizás porque
es una de las maneras en que mejor puedo expresarme y porque me parece valioso
hablar de estas cosas duras y difíciles por las que muchas, muchísimas personas
pasamos y porque en este mundo donde las redes sociales nos han robado tanto la
vida real, y nos han hecho creer que sólo debemos compartir lo bonito, lo
perfecto, lo utópico, se nos olvida que detrás de cada pantalla, de cada
cuenta, de cada post, de cada foto “aesthetic”, hay una persona imperfecta que
vive, que siente, que llora, que ama, que sufre, que sueña. Así que, sí,
también creo que las redes sociales nos están rompiendo como personas y nos
están volviendo desechables en este sistema capitalista. Quizás no me centraré
en esto ahora, aunque es un motivo fuerte de mis crisis y me ha llevado por
ratos a dejar las redes sociales para cuidar de mi salud mental.
Pero, regresando
a la crisis de los 30’s. Para mí ha sido un período largo en donde me he
sentido perdida, en donde he sentido perder el equilibrio que tenía, en donde
no tengo idea de hacia dónde voy a llegar. Y eso es lo que me produce tanto
miedo, tanta ansiedad, NO TENER IDEA. Es decir, cuando tenía 15 me había
proyectado mi vida: terminar el colegio, terminar la universidad y graduarme a
los 23, conseguir un buen trabajo, casarme a los 25, tener 2 hijas o hijos
antes de los 30, seguir estudiando, trabajando, comprar la casita y de ahí para
adelante ya todo se iba dando de manera automática. Y sí, ya sé, es la manera
más ingenua en que una de adolescente proyecta su vida jajajaja... Pero, aunque
en ese momento no tenemos ni idea de lo que es ser una persona adulta y porque
en ese momento no nos hemos enfrentado al mundo real y cruel, sí tenemos un
plan, y aunque tiempo después veamos que es el plan más chafa que puede haber,
JAJAJA, porque está super alejado de la realidad, por muchos años nos dio el
sentido de la vida, nos trazó una ruta y empezamos a caminar. Claro, con el
paso del tiempo una ve que el camino tiene muuuuchos matices, muchas piedras,
muchos desafíos y muchos detalles que de lejos no se veían. Con forme vamos
avanzando, vemos que quizás no queremos todo eso. Nos encontramos, o yo me
encuentro, en un punto que quizás hasta tengo miedo de volver a planear, porque
ya no sé si mi plan será real, si mi plan funcionará, y entonces simplemente no
sé hacia donde caminar. Bueno, no es que no sepa nada de lo que quiero en la
vida, porque creo que sé mucho de lo que no quiero, y creo que eso es un buen
aporte. Pero a una persona como yo, que necesita certezas, que me cuesta tanto
ver los matices y que muchas veces me enfoco en la dualidad: blanco o negro,
día o noche, todo o nada, me es muy difícil confiar y avanzar sin saber que el
suelo que piso, es suelo “firme”. [Eso me recuerda que soy Ak’ab’al, y que he
leído varias descripciones y una que me ha sonado mucho es más o menos así: La
polaridad, el amanecer y el atardecer, el frío y el calor, representan la luz y
la sombra, las dos caras de una moneda, las dos energías contrarias y a la vez
armónicas: la salida del sol y el ocultamiento del sol. Ak’ab’al significa la
oscuridad de la noche y el primer rayo de luz y simboliza las dos polaridades
de la energía luminosa: luz y oscuridad[1].
¿Coincidencia? No lo creo (jajaja ok, sigo)].
La crisis de los
30’s, o mi crisis de los 30’s, es entonces sentirme a la mitad de mi vida, si
bien me va, y preguntarme “¿ha valido la pena? ¿lo he hecho bien? ¿voy a poder
seguir? ¿tengo todo lo que necesito? O ¿voy a tenerlo? Y bueno ¿tengo idea de
qué necesito? ¿según quién?” Hay tantos aspectos de mi vida con los que estoy
en paz, pero tantos otros con los que no.
No sé cuándo pase
esta crisis, no sé cuándo me sienta más en paz y con menos presión, pero sí
creo que ser consciente de ella y aceptarla
me están llevando a reflexionar, a pausar. Ha decidir hoy domingo no ir
a la iglesia, porque no quiero hacer todo corriendo sólo porque sí, en
automático, mientras mi mente se aturde pensando todo esto. Decidí hoy hacerme
un café, tomar la computadora, meterme a la cama y sentarme a escribir desde
ahí.
No sé qué se
viene, pero quisiera vivir despacio estos días y despojarme de muchos miedos,
de muchas presiones y como escribí en un poema recientemente “entrar más
liviana a los 30’s”. ¿Cómo lo voy a hacer? Tampoco tengo idea, pero quiero
darle más lugar a mi instinto, quiero ponerme metas más cortas, pequeñas y
realistas, quiero intentar hacer un poco más lo que me da felicidad, así
cancele planes, así atrase “logros” [basados un poco en este sistema
capitalista donde no somos vistas como personas sino como máquinas de
producción]. Quiero dejar de compararme con otras personas, a quienes quizás sí
les funcionó su plan de los 15 años, a las que proyectan tanta seguridad, a las
que tienen un “cuerpo perfecto” [basado en los cánones de belleza
patriarcales], a las que tienen una pareja estable, eso del amor romántico
también me sigue jodiendo la vida, creo que tengo mucha teoría en la cabeza
pero no me termina de cuajar en el cuerpo, y bueno, hablando de eso también
quiero aprender a ser más paciente, tierna y amorosa conmigo misma por no ser
como “quisiera” o “debiera ser”, simplemente amarme como soy, imperfecta.
Hoy, en este
largo tiempo de reflexionar, en este largo tiempo de crisis, también me
agradezco por todo lo vivido hasta aquí. Y quiero ir despidiendo la década de
los 20’s agradeciendo todos los logros y aprendizajes: en los 20’s terminé mi
primera relación, que ahora identifico que no fue sana, terminé la universidad,
empecé a trabajar, me casé, me divorcié [y sí, debo reconocer que aprendí
muchísimo ahí, así que no me arrepiento y lo agradezco mucho, le tengo mucho
cariño a Kevin], viajé mucho dentro y fuera de Guate, me compré mi primer carrito,
conocí gente hermosa, me identifiqué como feminista, salí a marchar a las
calles, adopté a un perro que amo y me ama, me volví vegana, me tatué, empecé a
comprar un terrenito pa’ vivir y otro pa’ morir [literal, jajaja], identifiqué
que soy parte de pequeñas redes de mujeres que me sostienen, me quedé en una
iglesia en la que sirvo [a la que no fui hoy jajaja], me independicé. En fin,
voy aprendiendo a reconocer y agradecer todo esto.
Termino quizás
sin concluir bien, sin redactar bien, abusando de las comas, los “jajaja”, los
puntos suspensivos y con tantos paréntesis [porque tengo tantos pensamientos e
ideas despeinadas que me llegan y no las quiero dejar ir, pero también quiero
regresar a la idea inicial en la que estaba jajaja… así soy también cuando
hablo y estoy emocionada, quiero hablar de mil cosas a la vez que a veces ni
respiro, ni dejo responder a las otras personas, o intento terminar sus ideas,
jajaja… ¡¡¡lo siento!!!], con algo que escribí hace unos días:
A los 30
A los 30 no tengo el mejor plan de vida
No tengo mis metas super claras
No tengo tantos logros que a los 15 y a los 20 pensé, acaso un par que
puedo reconocer
A los 30 no tengo una casa ni certeza de si la tendré, ni cómo, ni cuándo
A los 30 sigo llena de miedos, dudas e inseguridades
A los treinta no estoy tan segura de lo que quiero, aunque sí más segura de
lo que NO quiero [supongo que eso ya es algo, o quizás bastante]
A los treinta no tengo "un amor estable" más que el amor de mi
mamá, mi perro, mi hermana, mis hermanos, mi sobrina y sobrino, mis amigas y
mis compañeras de trabajo y de luchas
Y mientras digo "No tengo nada más" me doy cuenta de que es más
de lo que necesito y quizás más de lo que merezco.
Así que, a los treinta, quizás lo tengo todo ❤️
Gracias por leer
hasta acá, por favor, háganmelo saber, me hará mucho bien. Les quiero.
[1] Cito esto con mucho respeto. Me considero ignorante pero siempre estoy abierta a ser corregida y aprender. Esta cita es específicamente de: https://www.lacasadeljade.com/nahual-aqabal/ Me disculpo si no es una buena referencia, pero entre varias que he leído, me resuena mucho.
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